El trastorno por despersonalización es una experiencia de extrañamiento con uno mismo, una desconexión de la propia identidad y un sentimiento de irrealidad que puede generar angustia profunda. Sin embargo, más que una disfunción sin sentido, esta condición puede verse como un mecanismo de defensa de la psique que, ante situaciones de alta carga emocional o existencial, se distancia de la experiencia inmediata para protegerse. Comprender su origen y su mensaje es clave para recuperar el contacto con la propia esencia.

El proceso terapéutico: Reconexión con la identidad profunda

El tratamiento psicológico de la despersonalización no busca simplemente eliminar el síntoma, sino entenderlo como un indicador de una crisis más profunda en la relación con uno mismo. La terapia se enfoca en restablecer el vínculo con la experiencia interna, integrando aquellos aspectos que han sido fragmentados o reprimidos.

  1. Comprender el propósito del síntoma
    • La despersonalización no surge sin razón. Puede ser la respuesta a un trauma, a un exceso de racionalización o a una desconexión prolongada con las emociones. El primer paso es preguntarse: ¿qué parte de mí ha sido exiliada de mi experiencia consciente?
  2. Explorar los vacíos internos
    • La sensación de irrealidad suele estar ligada a una falta de sentido en la vida. En terapia, se busca identificar qué elementos simbólicos o vitales se han perdido y cómo pueden recuperarse.
  3. Descender del pensamiento abstracto a la experiencia corporal
    • Muchas personas con despersonalización viven en la mente, observándose desde afuera en lugar de habitar el cuerpo. La terapia trabaja en devolver la conciencia al presente a través de prácticas sensoriales y expresivas.
  4. Reintegrar las emociones bloqueadas
    • En muchos casos, la despersonalización es el resultado de una disociación emocional. Aprender a sentir sin miedo, con la ayuda de técnicas de regulación emocional, permite restablecer el equilibrio psíquico.

Prácticas para la vida diaria

Para complementar el trabajo terapéutico, es fundamental llevar a cabo acciones concretas que ayuden a reconstruir la conexión con la propia experiencia:

  • Anclar la atención en el presente a través del cuerpo
    • Actividades como caminar descalzo, presionar los pies contra el suelo, sentir la textura de los objetos o tomar duchas con cambios de temperatura pueden ayudar a recuperar la percepción sensorial del propio cuerpo.
  • Evitar la sobrecarga de introspección analítica
    • En la despersonalización, la tendencia a analizar obsesivamente la propia existencia suele agravar el problema. En su lugar, es útil centrarse en actividades que involucren acción, creatividad y espontaneidad.
  • Explorar actividades creativas sin un propósito rígido
    • Pintar, escribir sin reglas, tocar un instrumento o cualquier actividad que permita expresarse sin autoevaluación facilita el proceso de reconexión interna.
  • Fortalecer la identidad a través de la narrativa personal
    • Escribir sobre la propia historia de vida desde diferentes perspectivas ayuda a reconstruir el sentido de continuidad del yo. Se pueden explorar recuerdos significativos y redescubrir momentos clave de identidad.
  • Crear rituales simbólicos
    • Establecer pequeñas ceremonias diarias, como encender una vela, escribir pensamientos antes de dormir o caminar en la naturaleza, ayuda a restablecer la conexión con lo esencial.
  • Trabajar con la respiración y la voz
    • La respiración consciente y la emisión de sonidos (entonar, cantar, vibrar la voz) pueden ayudar a sentir la propia presencia de manera más tangible.
  • Explorar la relación con los espejos y la imagen propia
    • Mirarse al espejo no solo como una observación externa, sino como un ejercicio de reconocimiento y aceptación del propio rostro, puede ser una práctica transformadora.
  • Vincularse con la naturaleza y los ciclos vitales
    • Pasar tiempo en entornos naturales, observar el cielo, tocar la tierra o sentir el viento puede ayudar a recordar que la existencia es parte de un flujo más grande y que el yo no es un ente aislado, sino una manifestación de la vida en movimiento.

El camino para superar la despersonalización no es simplemente un «regreso a la normalidad», sino una oportunidad para reconstruir la relación con uno mismo desde un lugar más auténtico y profundo. La terapia ayuda a guiar este proceso, mientras que las prácticas diarias pueden convertirse en pequeñas anclas que permitan, poco a poco, habitar plenamente la propia existencia.

También:

Tratamiento intensivo individual para el trastorno por despersonalización (3 ó 5 días en Barcelona) 

Este tratamiento intensivo está diseñado para facilitar un proceso profundo de exploración personal e integración, combinando sesiones individuales con un enfoque simbólico y dinámicas prácticas que trabajan cuerpo, emoción y creatividad. La metodología empleada permite que el individuo acceda a aspectos internos poco explorados, promoviendo una mayor conexión consigo mismo y desbloqueando patrones que puedan estar afectando su bienestar.

Este tratamiento se realiza en nuestro centro de psicología en Barcelona, en un entorno diseñado para favorecer la introspección y el trabajo profundo. Sin embargo, para quienes prefieran un enfoque más personalizado y cómodo, existe la opción VIP, donde el tratamiento puede llevarse a cabo en el hogar, hotel o apartamento donde el paciente resida en Barcelona, garantizando la misma calidad y profundidad en la experiencia.

Fases del tratamiento

Para participar en este intensivo, es necesario realizar cuatro sesiones previas, de manera presencial u online, con el fin de establecer un marco adecuado de trabajo y preparar el proceso.

Durante los 3 ó 5 días del tratamiento, se combinan sesiones individuales con el terapeuta y prácticas guiadas por asistentes especializados en distintas áreas, favoreciendo una experiencia integral.

Exploración personal y trabajo simbólico

Las sesiones individuales permiten analizar experiencias significativas, explorar el contenido de los sueños, trabajar con imágenes internas y abordar las dinámicas internas que influyen en la vida del individuo. Se emplean técnicas que facilitan la toma de conciencia y la integración de aspectos profundos de la psique.

Trabajo corporal

Para que el proceso no se quede solo en la mente, se incluyen sesiones prácticas de trabajo corporal, que pueden involucrar:

  • Movimientos somáticos para desbloquear tensiones acumuladas.
  • Liberación de tensiones a través de técnicas manuales, favoreciendo el flujo energético y la conciencia corporal.
  • Ejercicios de respiración y enraizamiento, que ayudan a restablecer la conexión con el propio cuerpo y regular la respuesta emocional.

Expresión emocional

La exploración emocional es una parte fundamental del proceso. Se utilizan técnicas que permiten dar voz y forma a emociones contenidas, a través de dinámicas como:

  • Trabajo con la voz y la respiración emocional para desbloquear cargas acumuladas.
  • Dramatización de situaciones internas, facilitando una comprensión más profunda de conflictos internos.
  • Exploración de los opuestos emocionales, promoviendo un equilibrio entre diferentes aspectos de la personalidad.

Expresión creativa

Para dar espacio a la transformación sin necesidad de racionalizar en exceso, se incluyen sesiones de expresión creativa. Dependiendo del proceso de cada persona, se puede trabajar con:

  • Pintura, para plasmar visualmente el mundo interno.
  • Escritura simbólica, que permite estructurar experiencias y darles un nuevo significado.
  • Música y sonido, facilitando una conexión directa con lo que necesita ser expresado sin palabras.

Integración y seguimiento

Al finalizar el intensivo, se dedica un tiempo a integrar los aprendizajes y experiencias obtenidas. Para consolidar el proceso y evitar que se disuelva con la rutina, se recomienda continuar con sesiones semanales o quincenales, ajustadas a las necesidades de cada persona.

Este enfoque permite que la transformación no quede solo en una experiencia puntual, sino que se traduzca en cambios profundos y sostenidos en la vida cotidiana.

 

Nota importante: Este tratamiento psicológico se caracteriza por su enfoque ecléctico, integrando diversas perspectivas teóricas y prácticas desarrolladas a lo largo de los años. Su fundamento se basa en la psicología analítica de Carl Jung, la etología, la teoría biopsicosocial de Theodore Millon y diferentes líneas de psicología somática. Esta combinación permite una comprensión más amplia y flexible de la experiencia humana, abordando el proceso terapéutico desde múltiples dimensiones.

Durante años, este enfoque, desarrollado por Damian Ruiz, ha demostrado ser valioso en innumerables casos, donde la experiencia terapéutica ha respaldado su efectividad en la evolución de muchos pacientes. Sin embargo, como en cualquier proceso psicoterapéutico, no se pueden ofrecer certezas absolutas ni garantizar resultados específicos. Cada persona es única, y la terapia depende en gran medida de su compromiso, apertura y participación activa. No se trata de esperar cambios inmediatos o transformaciones milagrosas, sino de permitir que el proceso siga su curso de manera progresiva y sostenida.

Por ello, y especialmente en el caso de quienes estén interesados en la terapia intensiva individual, es imprescindible realizar un mínimo de cuatro sesiones previas. No obstante, se recomienda un número mayor para evaluar de manera más precisa la adecuación y efectividad del tratamiento en cada caso particular. Solo tras esta evaluación se debería considerar la terapia intensiva individual, que no debe entenderse como una solución aislada, sino como un punto de inflexión dentro del proceso terapéutico, permitiendo una aplicación más profunda y focalizada de los aspectos vivenciales del tratamiento.

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