¿Cómo superar la ansiedad?

Cómo superar la ansiedad.

La ansiedad es uno de los síntomas psicológicos más generalizados en nuestros días. Son muchas las personas que la padecen y muchas las que deben medicarse con tranquilizantes para poder llevar una vida estable y tranquila.

Dos tipos de ansiedad
Pero toda ansiedad tiene sus causas, pero antes de analizar cuáles podrían ser los motivos de esta, tendríamos que diferencias entre dos tipos de ansiedad claramente definidos:

La ansiedad reactiva: originada por circunstancias temporales adversas, como por ejemplo una situación de crisis económica o sentimental, estar padeciendo una enfermedad o sufrir por algún ser querido que está en un momento difícil, por una u otra razón. Este tipo de ansiedad, es probable, se irá reduciendo a medida que los problemas disminuyan.
La ansiedad de origen desconocido. En este caso muchas veces la causa de ella se vincula a un trauma o experiencias difíciles acontecidas en el pasado. Y eso puede ser cierto, pero en muchas ocasiones el paciente no sabe realmente de dónde le viene toda esa sintomatología.
De todos modos, en ambos casos, hay algo en común: falta de un sentido trascendental de la existencia. Supongo que esto suena muy “pomposo” pero la realidad es que si uno no sabe para qué está aquí, en la vida, si no encuentra su ubicación, si todo es incertidumbre, tendrá serias dificultades en encontrar la serenidad interna que le libere de la ansiedad.

En esta sociedad banal, superficial y narcisista, lo más común es que mucha gente busque pasar la vida distrayéndose, haciendo ahora una cosa y después otra: televisión, internet, juegos, amoríos dramáticos, fútbol y rutinas familiares establecidas… Todo ello unido al tabaco, alcohol u otro tipo de drogas… la cuestión es estar siempre haciendo algo para que pase el tiempo, o al contrario, quedar apático y abatido, triste, ante la mínima frustración sentimental. Todo eso es puro desequilibrio.

Encontrar el sentido de tu vida
La vida humana tiene un sentido, que trasciende a su propia muerte, y por tanto lo primero que hay que hacer es olvidarse de esa idea tan estúpida que nos han dicho o hemos oído tantas veces y es aquello de “sólo se vive una vez y hay que aprovecharlo al máximo”. Si hubiera que hacer un ranquin de frases tontas esta ocuparía, por lo que a mí respecta, el lugar número uno con diferencia. La mayoría de los que opinan esto normalmente están permanentemente alterados porque parece que se les escape la vida sino disfrutan de todas las circunstancias que se les puedan presentar: infidelidades, viajes histéricos a cualquier lugar, probar drogas, dejarse llevar por la abulia,… en realidad el vacío más absoluto.

Y ¿creen que estoy diciendo que hay algo después de la muerte? Sin ninguna duda. ¿El qué? No lo sé. Pero les aseguro que si algo he hecho es leer textos vinculados a diferentes tradiciones místicas, religiosas y esotéricas, así como a algunos científicos especialistas en física cuántica y cuyas ideas convergen en ese sentido trascendente de la vida humana, donde el alma permanece después de la muerte del cuerpo físico, que después se reencarne o no, eso ya es otro tema.

El vacío como consecuencia de la distracción temporal
Dirán: y todo esto ¿para hablar de la ansiedad? Sí, porque el vacío, el no saber qué hacer con la propia vida, la falta de sentido, la falta de fe, de esperanza, y por tanto la falta de amor hacia uno mismo y los demás… y el relleno del tiempo con cualquier cosa que lo haga pasar con ligereza son motivos de ansiedad, en algunos casos la causa principal, en otros lo que hace que los problemas de la vida sean vividos de forma tan inquieta y compulsiva.

Preguntas obligatorias para todo el mundo
Por tanto, lo primero es saber ¿quién es uno? ¿Para qué está aquí? ¿Cuáles son las cualidades que tiene que poner a disposición de los otros, de la humanidad? Y sobre todo hacerse la siguiente pregunta: ¿soy capaz de progresar como persona haciéndome más valiente, más comprometido, más culto, más fuerte, más humano, más sensible ante el dolor ajeno? ¿Soy capaz de implicarme a fondo en aquello que quiero, que deseo? ¿Puedo dedicar muchas horas a una tarea que me ayude a evolucionar, a aprender?

Es decir, más allá de las técnicas de relajación y de la medicación, que a veces pueden ser necesarias, la ansiedad está vinculada a tres grandes problemas humanos: la vanidad, el vacío y la trivialidad. Y no lo digo yo, lo dice uno de los mejores psicólogos del siglo veinte, el francés Paul Diel.

Y sobre todo, está muy bien que lean libros de autoayuda, pero si quieren entrar en paz de verdad acérquense a las grandes obras de la literatura universal o a los textos de sabiduría religiosa, ya sean cristianos, budistas, taoístas o de cualquier otra de las grandes tradiciones místicas.

Damián Ruiz.
Psicólogo (Col.7884)
Analista junguiano (IAAP)
Barcelona.

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