Formas de vida

El positivismo tóxico que inunda las secciones de autoayuda de las librerías y de las tiendas online tiene como objetivo hacerte creer que tú puedes convertirte en la persona que quieres ser. Simplemente se trata de quitarte todo lastre que te acompañe, ya sean defectos personales o gente que no esté a la altura de tus expectativas y tus sueños, con eso y un poco de perseverancia es posible alcanzar el éxito en todo aquello que te propongas. Por eso los millones de lectores de los citados libros nadan todos en la abundancia y sin especiales problemas con la vida (es irónico por supuesto).

Al ir creando una sociedad de individuos autoconfigurables y cambiables a la carta y en aquellos aspectos que cada uno desee, esta visión positivista cada vez tendrá más valor y llegará un momento en el que nada de lo que un individuo desee podrá ser cuestionado, es más, muy probablemente se sentirá ofendido si el entorno no acepta esa voluntad de ser que la persona ha decidido.

Lo más seguro es que, como ya estamos viendo, el narcisismo y una cierta y liviana psicopatía social vayan en aumento. La generación de personas vulnerables, con la tolerancia a la frustración de un niño de dos años y con una visión entre histérica y caprichosa de la existencia poblarán nuestra sociedad en un futuro no muy lejano.

Pero existen formas de vida alternativas a lo descrito, las de siempre. El otro día un amigo me decía que yo postulaba una visión de la existencia basada en la búsqueda y consecución de objetivos vinculados al deseo, pero que no todo el mundo podía participar de ese mismo posicionamiento vital. Y le di toda la razón.

Personalmente me gustan los grandes retos, y tengo una visión algo “americana” de la vida, el llamado “american way of life”, que se basa en trabajar duro y de forma perseverante para alcanzar tus objetivos. Pero eso supone un sacrificio, y este está enmarcado en la cotidianidad. Es decir, renuncias a una vida diaria más ligera a cambio de concentrar tu energía en el disfrute de los logros adquiridos.

Hay que estar dispuesto a ello.

Aunque hay otras formas. Igual que existe la dieta también existe un modus vivendi mediterráneo, basado en asumir tus responsabilidades laborales y profesionales pero con el tiempo suficiente para relacionarte y cierto grado de ocio. No renuncias a objetivos pero no son tan altos, ni a corto ni a medio plazo. Es una vida escalonada, donde todo está mucho más compensado.

Incluso podríamos citar a G.K. Chesterton (Inglaterra, 1834-1936), escritor inglés creador del pintoresco Padre Brown, y cuya visión cristiana y costumbrista de la vida se remitía a la sencillez, a las buenas formas sociales de las gentes que sin más aspiración que una cierta serenidad de espíritu, permanecían ajenas a toda búsqueda de objetivos que supusiera alejarse de una vida tranquila y previsible. Los “mansos” que cita la Biblia.

Creo que cada persona es libre de elegir, pero para decirlo brevemente “el pack es completo”. No puedes aspirar a lo primero y actuar según patrones de conducta simples y estereotipados.

También es justo mencionar a Nietzsche y su apuesta filosófica por desencadenar ese supuesto “superhombre” que anida en nosotros y que debe revestirse del poder dionisíaco para, no solo alcanzar sus deseos, sino vivir plenamente consciente en una voluntad que se impone ante cualquier miedo o sentimiento de culpa.

En definitiva, uno debe ser coherente con lo que quiere y aspira, hay mucha frustración y muy poquito esfuerzo, mucho intento azaroso y nula perseverancia, mucho victimismo y poco atrevimiento. Al fin y al cabo los seres humanos disfrutamos de cierta libertad aunque los tiranos del pensamiento, antes la moral conservadora, ahora lo políticamente correcto, traten continuamente de socavarla.

 

Damián Ruiz
Barcelona, 14 de Septiembre, 2020

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