La terapia psicológica de casos graves y crónicos.
¿Qué consideramos un caso grave o crónico en psicología?
A veces te llegan a la consulta personas, precedidas normalmente por la llamada de un familiar, que no logran, desde hace tiempo superar un problema que les afecta, puede ser un chico o chica que apenas sale de la habitación, una depresión grave que no remonta, un trastorno obsesivo crónico, una personalidad límite, personas con ideas autodestructivas que han tenido algún intento de autolisis, agresividad incontrolable, consumo de drogas, etc.
También una de las frases que escucho con frecuencia es: “ya lo hemos probado todo”.
Cuando imparto seminarios para jóvenes psicólogos una de las cosas que siempre explico es que toda técnica psicológica, todo método y conocimiento teórico debe estar al servicio del paciente y pasar por el filtro de la personalidad del terapeuta, jamás ni paciente ni psicólogo deben estar por debajo de dicha técnica.
Y nunca, en este caso, es nunca. ¿Por qué digo esto? Porque la complejidad y peculiaridad de cada persona requiere no de una etiqueta simple y categórica sino de una comprensión integral de qué le pasa, por qué le pasa, cual es el origen de ello y, en ese caso concreto, cuál es la vía de solución.
Si simplemente nos limitamos a encontrar un diagnóstico oficial es muy probable que, de no funcionar una terapia oficialista, demos al paciente por descartado o hagamos lo que dicen los manuales reduccionistas al uso.
Pero tampoco se trata de analizar hasta la extenuación porque ello puede incapacitar la acción y el movimiento necesarios para todo proceso terapéutico que se precie.
Dicho esto, las variables que intervienen en la creación y desenlace de una patología psíquica son muchas, algunas complejas y sutiles, y no engaño si digo que, a veces, es necesario aplicar una lógica detectivesca, unida a un conocimiento profundo de la psique humana, para encontrar las claves que desatascan un caso y lo pueden devolver a las vías de curación.
Para ayudar a personas con casos graves hay que ir detrás de un trastorno
Detrás de todo trastorno o situación grave hay mucho sufrimiento, a veces desesperación, y lo que es peor desesperanza en la curación. De ahí que la escucha atenta, empática y sin ningún tipo de prejuicio sea tan importante, así como también lo es cierto grado de humildad del terapeuta para dejarse sentir y oír sin que prevalezca su propio ego y lo que ya sabe o no que tiene que hacer con el paciente.
Una actitud atenta, abierta, serena permite encontrar elementos que, de otro modo, no sería posible detectarlos. Y todo ello ¿para qué? Para ir vislumbrando la solución que, no necesariamente, tiene que ser ortodoxa desde el punto de vista de adecuación normativa a la vida sino que, a veces, requiere de cierta originalidad.
Ver a la persona, aceptar su ser
Recuerdo el caso de una persona con esquizofrenia paranoide que trate hace años y que, siendo hijo de una familia acomodada, vivía por su cuenta en condiciones de indigencia, literalmente en medio de basura.
Yo acudía a su domicilio y nunca hablamos sobre su problema concreto, charlabamos sobre temas filosóficos y existenciales que era lo que él me pedía. Fui todas las semanas durante meses hasta que un día recibí una llamada suya a las tres de la madrugada en la que me preguntó: “Damián ¿crees que yo podría ser un buen monje?” A lo que yo le respondí que sí, por supuesto, no tenía ninguna duda de ello.
Al día siguiente se vistió y volvió a vivir casa de sus padres, retomó su carrera universitaria y ordenó su vida. Evidentemente no se hizo monje pero era la respuesta necesaria a un mecanismo inconsciente que subyacía latente con mucha carga energética y que se convirtió en la clave de liberación.
No fue el único diagnóstico de esquizofrenia que he tratado y que han recuperado la normalidad psíquica y no me refiero a que vivan sedados como si tuvieran retraso mental, me refiero a que hasta el momento que yo sé, lo hacían sin medicación y habiendo normalizado la vida.
Sin etiquetas, sin juicios
Trastorno obsesivos graves, tema en el que está especializado el centro que dirijo, asperger, estructuras límite de la personalidad, adictos severos a drogas, y otros temas graves…en todos estos casos insisto en que la clave está en la personalización, en adecuar todo el conocimiento técnico y teórico a cada situación particular, sin etiquetas ni juicios previos, sin soluciones previsibles, porque a veces estas pasan por líneas verdaderamente originales y que, en muchos casos, son aplicables a ese y solo a ese caso particular.
Sé que es un tópico pero cada persona es un mundo y, a veces, en lugar más recóndito se encuentra el mecanismo que devuelve la vida, que sana, pero como decía Sherlock Holmes en una de las novelas de Conan Doyle, al preguntarle cómo era posible que en un lugar como este, una biblioteca si no recuerdo mal, hubiera encontrado una aguja, a lo que él respondió: “porque yo vine a buscar esa aguja”.
Damián Ruiz.
Psicólogo (Col.7884)
Analista junguiano (IAAP)
Barcelona.