Imaginemos por un momento que en su vida hay uno de estos personajes de características sádico-narcisistas:
- Una pareja
- Un padre o madre
- Un jefe
- Un/a amante
Muchas mujeres psicológicamente maltratadas saben lo que esto supone:
- Control exhaustivo de todos los movimientos
- Vejaciones y humillaciones verbales
- Amenazas físicas sobre ellas o sus hijos, en caso de tenerlos, si se atrevieran a abandonarlos
La mayoría de las personas esclavizadas por este tipo de personas suelen recurrir a las siguientes acciones:
- Explicarlo a un círculo cercano. Estos no siempre aceptan el criterio de la víctima porque los sádicos-narcisistas suelen ser amables y simpáticos en público.
- Hablarlo con un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra, que tratará de ayudarle a establecer un plan para alejarse progresivamente del malvado.
¿Cuáles son las dudas que atenazan a los sometidos por estos energúmenos?
- La consideración de que si se acercan amorosamente conseguirán cambiarles. Es decir modificarán su actitud. Algo que nunca ocurre.
- El miedo a represalias físicas, para ellos o alguien cercano (los citados hijos), el chantaje sexual, emocional, difusión de aspectos íntimos de la vida privada.
- En algunas personas, el sentimiento de culpabilidad por desprenderse del maltratador.
Aquí es importante añadir una aclaración, la mayoría de estos individuos endemoniados tienen una historia personal dura detrás: madres frías o poco amorosas, padres violentos, carencias básicas de cuidados, circunstancias humillantes en la infancia o la adolescencia, ausencia de nido, abandonos, etc. Todo esto es cierto pero hay personas excelentes, empáticas y de gran corazón que han pasado por todo ello y no necesitan expiar su odio a través de víctimas propiciatorias.
La necesidad de liberación, en algunos casos, puede ser tal que por el pensamiento de la víctima pasen ideas violentas, incluso muy violentas, para llegar a deshacerse de estos maléficos. Evidentemente, por muchas razones, no es lo aconsejable actuar de esa manera.
¿Qué hay que hacer?
- Explicárselo al entorno más cercano, incluso aquellos complacientes que, por pura comodidad mental, son incapaces de detectar el maltrato en los maltratadores.
- Acudir a un abogado
- Acudir a servicios de salud mental
- Acudir a asociaciones de víctimas
- Acudir a la policía
- Pedir protección, también para los hijos si fuera el caso
- Aprender técnicas de combate (no es broma)
- En caso de tener menores al cargo avisar a todo el entorno, incluido la escuela
Entiendo que es una situación difícil, especialmente para aquellos, los peores, que son capaces de ofrecer una doble cara de su personalidad: la privada, asfixiante y aniquiladora, y la pública, encantadora, amable, incluso aparentemente empática, porque eso les ofrece una máscara que muchos compran y aísla aún más a la víctima.
Pero hay que salir de ello y cuanto antes mejor.
En el momento que se detectan esos rasgos de personalidad es necesario tomar acciones.
Y si la víctima es un niño/a ó adolescente en manos de un progenitor (y muchas veces con la aceptación resignada del otro) tratar de explicarlo, sin miedo a profesores, compañeros, o cualquier adulto de confianza.
Damián Ruiz
Barcelona, 16 de Agosto, 2023