La depresión en jóvenes.
Y ¿si alguien te dijera que tu configuración psíquica es más importante que las circunstancias familiares y sociales que vives?
Y ¿si además supieras cómo trabajar esa configuración para salir de la depresión y conseguir convertirte en la persona que te gustaría ser?
Pensarás que todo esto tan simple ya se ha escrito en miles de manuales de autoayuda y también en laboriosos tratados de psicología profunda. Pero hay algo que a veces se obvia: la vida.
La vida es un campo de juego que te enseña a transformar tu realidad por muy deprimido que estés. Pero para ello tienes que salir de los parámetros habituales en los que te acostumbras a mover. Sin nuevas lógicas y estrategias, sin el valor para superar tus propios miedos, que son los tuyos y no los de otros, no hay nada que hacer.
Y ¿cómo encontrar el factor que te devuelva la energía, la confianza para ir hacia el futuro? ¿Para vivir el presente?
Recuerdo un tiempo en el que yo también fui un joven desorientado, incluso a los veintiún años pasé por un periodo depresivo, y no había forma de consolarme, la angustia se apoderó de mí, y también la tristeza. Me faltaban fuerzas para hacer las tareas de la vida: estudiar, trabajar…relacionarme…
Conexión con la fuerza primigenia
Había caído en la trampa de pensar que la vida era eso, rutina, obligaciones, un futuro mediocre y salidas con los amigos el fin de semana. Y de repente empecé a descubrir que había otras formas, otros estilos de vivir, lo primero fue coger la Biblia de mi infancia y empezar a leer los últimos libros del Antiguo Testamento y los Evangelios, y eso… fue como un rayo de esperanza, el primer “click”… el que me dio la fuerza primigenia. Y después descubrí a Fellini, a Visconti, el cine francés, Rohmer,…la fotografía, escribir y sobre todo, por encima de todo, que lo que más me fascinaba era viajar.
Pero en ese momento yo era un joven que estudiaba la carrera de psicología y trabajaba a jornada completa, hijo de una familia trabajadora… ¿Viajar? Además no era tan económico como ahora… ¿Cómo hacerlo?
Las transgresiones son necesarias
Un día paseando con una amiga cerca de una estación de trenes en Barcelona, amiga que aún conservo veinticinco años después, le dije: “cogemos el primer que salga, sea donde sea”. Y el primer tren iba a… París. Yo tenía una tarjeta de débito, lo pagué y al día siguiente llamamos a nuestros padres, preocupados por nuestra ausencia, desde una cabina de teléfono de París.
No fue la única vez que lo hice… vinieron muchas transgresiones… Y aprendí que si no haces daño a nadie la mayoría de las veces no pasa nada, y si pasa pues hay que apechugar. Eso sí, tienes que tener el suficiente coraje para aceptar que tu vida puede cambiar, que te pueden despedir, que la novia (o el novio de turno) te puede dejar, que tus padres pueden enfadarse mucho,…que puedes perder un año de carrera…
Aprender a vivir
¿Y? Yo había descubierto la vida y no estaba dispuesto a que ningún miedoso/a me la arruinase. Tenía claro que no era una pieza de una maquinaria… se pusieran como se pusieran los demás… Y trabajé, estudié, viajé, ligué, tuve amigos, me divertí, me entristecí también… Hasta ese momento no sabía lo que era vivir de verdad.
Y después acabé mi carrera y me formé como analista junguiano, escribí teatro, estrené, gane un premio, hice fotografía artística, me casé…
Pasaron situaciones muy duras también durante todo este proceso y el camino, como se suele decir, está lleno de obstáculos pero, tardes más o menos en superarlos, se consigue.
Formar la mente para salir de la depresión
Me sorprendo, y sé que es una época muy difícil la actual, especialmente en España con una crisis social y económica fuerte, de la pasividad de muchos jóvenes, y cuando hablo de pasividad no me refiero a que no se muevan, sino a que no trabajen mentalmente para no encontrar una nueva forma de enfocar sus vidas, una nueva estrategia, sin la cual será muy difícil para algunos encontrar determinadas oportunidades y salir de la apatía.
La depresión es un trastorno psicológico que hay que tratar terapéuticamente porque casi siempre se produce (excepto en los casos de duelo por pérdidas) por un error de análisis sobre la existencia que lleva a un debilitamiento emocional.
Por ello es necesario detectarlo a tiempo y no dejarse vencer por la tristeza.
Damián Ruiz.
Psicólogo (Col.7884)
Analista junguiano (IAAP)
Barcelona.