Ritmos tribales y toc.
En mi experiencia en el tratamiento de trastornos obsesivos, algunos muy graves, he podido constatar que la mayoría de las personas que padecen esta enfermedad viven encerrados en su pensamiento. Muchos han pasado por terapia anteriormente y a casi todos les han tratado de enseñar a parar el pensamiento, con más o menos fortuna. En algunos casos están tomando psicofármacos que producen algunas mejorías en determinadas personas y otras a penas lo notan.
Energía vital atrapada
Podríamos describir al paciente obsesivo desde un punto de vista energético como alguien cuya energía está concentrada del cuello para arriba.
Alguien para quien el resto del cuerpo apenas existe más que como un automatismo programado por la mente. Eso no significa que no se pueda tener vida sentimental o sexual, pero esa energía está colapsada o bloqueada por el pensamiento.
Liberar la energía atrapada
De ahí que lo primero que hay que hacer es liberar esa energía, permitiendo el flujo por todo el cuerpo, ese es un primer paso para que no esté concentrada en la mente.
Pero no es el único paso, aunque sí el más importante. Después de liberar esa energía, para lo que yo trabajo con la respiración, determinados movimientos corporales y música étnica de ritmos tribales, se hace imprescindible un trabajo en profundidad para desprogramar un pensamiento rígido, limitado y que imposibilita una vida normal.
A veces la terapia es ardua, desde el punto de vista que requiere un esfuerzo sostenido y continuado para llegar a ese punto de liberación en el que ya no hay retorno a la obsesión, y hay muchos temas de los que hablar e integrar durante el proceso.
Es posible curar un trastorno obsesivo
Pero es posible conseguirlo, así me lo demuestra mi experiencia. A veces en breve tiempo, a veces no tan rápido.
Damián Ruiz.
Psicólogo (Col.7884)
Analista junguiano (IAAP)
Barcelona.