Damián Ruiz
Cuando un paciente contacta con la intención de hacer terapia individual, presencial u online, el primer factor a tener en cuenta es el nivel de consumo de una determinada sustancia porque, honestamente, si es excesivamente elevado no considero adecuado tratarlo. Para esos casos es mucho mejor el ingreso en centros privados o públicos para proceder a una desintoxicación y, posteriormente, una vez realizado el programa terapéutico establecido por dichas clínicas entonces es posible hacer un tipo de terapia más personalizada e individual.
Si estamos hablando de consumos de máximo una o dos veces por semana entonces podemos considerar iniciar terapia.
Mi procedimiento no es cognitivo-conductual por tanto me centro fundamentalmente en dos aspectos: porqué consume y nivel de adicción, es decir los motivos del inicio del consumo y los presentes y hasta qué punto el paciente está más encadenado psíquicamente a la sustancia de lo que él o ella cree.
Añado que en las primeras sesiones terapéuticas, al ser una novedad y un estímulo nuevo, el paciente siente cierto grado de satisfacción, en primer lugar porque “se ha puesto en tratamiento” y en segundo porque “está convencido/a de que esta vez lo superará”.
Bien, no tiene porque ser así, o sí, pero desde luego no se puede percibir de una manera trivial.
Superar una adicción es un trabajo arduo, perseverante, constante, de altibajos, a veces de aceptar recaídas y seguir adelante. En la mayoría de ocasiones es una lucha permanente hasta conseguirlo, y entonces es mucho más creíble y confiable que si se ha dejado fácilmente, aunque puede ser, en algunos casos, muy pocos, también se consiga.
Durante el proceso habrá que tener en cuenta todos aquellos elementos que van unidos a la adicción, pongo algunos ejemplos: el éxito, la seducción, la frustración, la baja autoestima, el rendimiento laboral, la insatisfacción encubierta, etc.
Y puede ser necesario hacer cambios sustanciales en la propia vida y algunos supondrán renuncias y otros nuevas oportunidades pero todo tendrá un sentido.
Será imprescindible llegar a la esencia de la persona, a sus emociones más significativas, las que expresa y las que no, y a superar o integrar traumas o situaciones vividas que dificultan el abandono del consumo.
Una nota importante, no suelo perseguir a los pacientes, es decir dejo a su voluntad la continuidad de la terapia más allá de contactarles en caso de no presentarse en sesión y estoy disponible, fundamentalmente en horas laborables, para hablar si aparece algún tipo de crisis pero entiendo que es la persona la que debe tener la madurez y la voluntad suficiente para seguir en tratamiento más allá de lo que acontezca en su vida.
En cambio no fío el éxito terapéutico a la voluntad del paciente sino, como explico en mi libro sobre este tema, all hecho de conseguir que no necesite el consumo, que sienta un rechazo absoluto por la sustancia y que entienda la necesidad de desprenderse completamente de ella.
Es todo un camino y todo un trabajo por ambas partes, la del paciente y la mía, pero se puede conseguir.