Damián Ruiz
Puede serlo si el consumidor o adicto no es consciente que le esperan muchas trampas, algunas creadas por él, por delante.
Vamos a enumerar algunas:
- Al iniciar una nueva terapia aumenta el grado de entusiasmo y estimulación puesto que se ha creado una circunstancia nueva y esto genera optimismo.
- Creer por anticipado que se puede dejar cuando quiera, incluso estar profundamente convencido de ello y programarse para hacerlo. Hasta que llega el día o la situación X y se vuelve a consumir.
- Desarrollar ideas tipo: a partir de tal día no consumo más, cuando consiga esto dejo de consumir, si dejo x también dejaré el consumo.
- Considerar que una vida normativa y tradicional es la forma adecuada de dejar el consumo. La ecuación “casa-pareja-hijos-perro-piscina + amigos de barbacoa” o “éxito económico y profesional que me permita…” no es la solución.
El consumidor o adicto, en muchas ocasiones, tiene necesidades complejas debido a que su cerebro ha alcanzado niveles altos de estimulación y por tanto tratar de aplanarlos excesivamente puede ser contraproducente.
- Considerar que la adaptación a las circunstancias externas y la aprobación del entorno son suficientes para mantenerse sin consumir.
- En el caso de personas de alto éxito profesional con o sin proyección pública considerar que sin determinadas sustancias no van a ser capaces de seguir sosteniéndolo.
A estas podrían añadirse algunas más.
Poder dejar la cocaína más que un gran esfuerzo requiere de un trabajo minucioso que tenga en cuenta la naturaleza esencial así como las peculiaridades psíquicas de cada persona.
Las necesidades, los deseos, los anhelos, los rechazos, las renuncias, las motivaciones secretas, las emociones reprimidas, los miedos, el resentimiento, la culpa, todo ello son aspectos a tener en cuenta y analizar. Porque, entre otros elementos, en todas estas emociones puede que se encuentre la clave del cambio.