Llevo años tratando este trastorno de manera prioritaria, además de otros, dado que el centro que dirijo en Barcelona, el IPITIA (www.ipitia.com) está especializado en TOC y Ansiedad.
Por lo tanto, he seguido investigando y aprendiendo sobre los factores que intervienen en la causa, en la permanencia del problema y en su posible curación.
Este artículo viene a ser una reflexión en voz alta sobre todo ello, sobre lo que fundamenta y estructura esta psicopatología.
Voy a tratar de plantearlo de modo sencillo, casi gráfico, para que pueda ser entendido.
Dividiremos el aparato psíquico en cuatro estructuras: cerebro reptiliano (instintos), sistema límbico (emociones), hemisferio izquierdo (pensamiento racional y analítico), hemisferio derecho (pensamiento intuitivo y creativo).
Es una gran simplificación pero, para lo que quiero explicar, sirve.
Si tuviera que definir con una sola idea qué le pasa a una persona que tiene TOC (Trastorno obsesivo compulsivo) lo resumiría en “su cerebro reptiliano está inhibido”. Es decir, está atrapado por el miedo y/o por la culpa.
Y ¿cómo ocurrió?
Una gran mayoría de nuestros pacientes sufrieron circunstancias adversas en la infancia o adolescencia, del tipo abuso psicológico, físico o sexual, acoso escolar (bullying), situaciones de estrés crónico como por ejemplo discusiones continuas en casa, separaciones dramáticas de los padres, etc.
¿Qué hicieron? De algún modo “se asustaron” o “se culpabilizaron” y “bloquearon” su naturaleza instintiva, pasando a partir de ese momento a pensar, perdiendo todo tipo de espontaneidad.
Otros fueron sobreprotegidos o “abandonados” de tal modo que no aprendieron a desarrollar su naturaleza más primaria.
A partir de ese momento, o más tarde en el tiempo, ante cualquier circunstancia o situación estresante o adversa se verían desprovistos de la reacción más básica y, por tanto, generarían un nivel de ansiedad muy elevado al tratar de dar respuesta puramente cognitiva (racional y lógica) a tal situación.
Pasarían a pensarlo todo, a analizarlo, a anticipar posibles situaciones problemáticas, y, por tanto, a hiperactivar la razón, alejada del instinto, y también de la intuición. Es decir, el hemisferio derecho se infrautilizaría, no se activaría lo suficiente mediante el entrenamiento en actividades propias de esa área y todo quedaría al servicio del lado izquierdo del cerebro.
Las personas con TOC analizan y comprueban constantemente, ¿por qué? Porque ese bucle es producto de la ansiedad generada por la no integración de una respuesta puramente analítica y racional. No la integran porque no está vinculada al instinto, a la emoción y ni siquiera a la intuición.
Pongo el ejemplo más común y característico: una persona heterosexual que ha desarrollado la obsesión a ser homosexual. Se pregunta una y otra vez, se comprueba, analiza al detalle todas sus reacciones, a veces se convence de que lo es, otras de que no. Cualquier elemento tan simple como que una persona de su mismo sexo le ha parecido atractivo/a lo convierte en la prueba de su homosexualidad, pero luego piensa que en realidad nunca le han gustado las personas de su sexo,…y así una y otra vez.
Pero ¿por qué debe comprobarlo tanto? Porque las respuestas no están vinculadas ni con el deseo (instinto), ni con la emoción, ni siquiera con la fantasía en la creación de un relato romántico o amoroso. Y al no estar vinculado con nada de eso no hay forma de llegar a ninguna conclusión, por tanto se puede comprobar hasta el agotamiento.
Por otra parte hay que añadir que la sociedad contemporánea presenta modelos de hombre y mujer no rígidos. Se están abriendo, cómo debe ser, los medios de comunicación a la presencia de la homosexualidad y la bisexualidad. Pero para aquellas personas que no tienen una estructura psíquica fuerte puede ser un motivo de confusión.
Un apunte sobre la predisposición genética.
Cuando lees o hablas con médicos, biólogos o especialistas en la naturaleza humana la opinión más extendida es que la genética predispone pero no condena. Es decir, por ejemplo, si una persona vulnerable a nivel de aparato respiratorio no fuma no tiene porqué desarrollar una enfermedad, en cambio, si lo hace, existen posibilidades más altas de que le ocurra que en aquellos que genéticamente son fuertes en dichos órganos.
Entonces, ¿con qué nos encontramos en una persona con TOC?
Un cerebro reptiliano inhibido, un sistema límbico temeroso, un hemisferio derecho apenas activado y entrenado y un hemisferio izquierdo mega desarrollado. Todo esto es una explicación metafórica pero sirve como idea.
Y ¿qué vamos a hacer a nivel terapéutico?
Desinhibir el reptiliano, activar el hemisferio derecho, liberar las emociones (límbico) y de esta forma compensar la tiranía de la razón (h.izquierdo).
Tendremos que ayudarle a recuperar los instintos (recuperación del valor, empezando por la asertividad, territorialidad, posicionamiento en el clan, interacción libre con los congéneres, liberación del cuerpo, etc), a conectar con las emociones, a desarrollar la intuición y la creatividad, y a utilizar el pensamiento racional y analítico exclusivamente como guía, como timón, de las decisiones tomadas mediante el instinto y la emoción. Pongo un ejemplo de esto: me apasiona la arquitectura (emoción), no tengo miedo a hacer esos estudios (instinto), creo que puedo llegar a ser bueno en ello (intuición), puedo ser creativo/a proyectando (h.derecho) y voy a ponerme a estudiar esa disciplina (h.izquierdo).
En resumen, las personas que padecen un trastorno obsesivo (TOC) están atrapadas en el miedo y/o la culpa, lo cual genera una ansiedad permanente que acaba manifestándose en forma de obsesiones que, aparentemente, no tienen respuesta ni acto que acabe por calmarlas y hacerlas desaparecer. ¿Por qué? Porque no están conectadas ni con el instinto, ni con las emociones ni con la intuición. ¿Qué hay que hacer? Ayudar en su desarrollo para integrar la personalidad, el ser, hasta que pase a ser alguien completo y razonablemente equilibrado.
Damián Ruiz
Autor de “Liberar al mono, rescatar a la princesa” (sobre el TOC)
www.damianruiz.eu
Barcelona, 11 de Marzo, 2021