Psicólogo y Analista junguiano en Barcelona y online.

31 julio, 2021

Ciencia, psicología y concepto de ser humano

Decía Paul Fayerabend, que fue profesor, entre otras, de la Universidad de Harvard, que “de todas las maneras de pensar que ha desarrollado el hombre, la ciencia es una de ellas, pero no necesariamente la mejor”.
Con ello no cuestionaba el papel del conocimiento científico en los avances de la sociedad sino la posibilidad de criticarlo, es más, de no necesariamente someterse a él en todas las ocasiones.
En la pandemia del Covid-19, por ejemplo, ha habido mucha polémica, sobre si eran los científicos o los políticos los que debían tomar las decisiones sobre qué hacer y qué no.
La realidad es que tantos los unos como los otros, y a nivel internacional, han diferido en muchos aspectos dependiendo de criterios tanto empíricos como de necesidad social.

– Louis Pasteur, el famoso científico francés, en su lecho de muerte dijo: “Bernard tenía razón , el germen no es nada, el terreno es todo.” En referencia a Claude Bernard, científico como él que postulaba que era más importante un adecuado estado orgánico de la persona que el propio agente patógeno externo. –

Traducido a la actualidad, ¿habría que preguntarse si además de la necesaria vacunación de la población no han sido contraproducentes los confinamientos y las severas restricciones que han generado estados nerviosos e inmunológicos alterados y han creado organismos indefensos ante el virus? –

¿Con esto que estoy queriendo decir?
Que la ciencia tiene, incluso para un solo tema, diversidad de opiniones, y en muchos casos la unanimidad está lejos de alcanzarse.

El conocimiento científico es imprescindible para el avance de la sociedad en todos sus aspectos, pero este también es manipulable.

Si una empresa tabaquera invirtiera millones de dólares o euros en realizar estudios estadísticos que encontraran factores positivos para la salud del consumo de tabaco seguro que los encontrarían, y se podría publicar un resultado riguroso obviando los aspectos negativos, que son muchos, y resaltando exclusivamente esas variables positivas.

Desde el origen de la psicología ha habido diferentes corrientes de pensamiento sobre la psique humana, sobre las emociones y la conducta. Cualquier conocedor de ello sabrá que existen solamente en el psicoanálisis múltiples ramificaciones, así como en el cognitivismo, la teoría sistémica, la bioenergética, etc.
Cada una de estas líneas psicológicas tiene una determinada visión del ser humano, desde la creencia en un inconsciente que almacena experiencias y condiciona la vida actual de la persona hasta una visión meramente reactiva de la conducta humana, independientemente de cuál haya sido su recorrido vital.

Ahora imaginemos, cómo sucede en realidad, que elegimos una sola de estas corrientes y la convertimos en “la verdadera”, invertimos dinero para que se hagan estudios experimentales, la hacemos oficial en universidades y hospitales, y poco a poco vamos descartando todas las demás, arrinconándolas, hasta desprestigiarlas.

Imaginen que eso se hiciera con un partido político, se eligiera uno solo y su ideología se convirtiera en “la única válida”.

¿Por qué hago esta comparación?
Porque al escoger como oficial una sola de esas corrientes psicológicas no sólo se está apostando por un modelo terapéutico, sino por un modelo de ser humano, promoviendo una visión única del porqué del sufrimiento psíquico y del cómo tratar de resolverlo.

Mi posición personal, desde la moderación, es crítica con la deriva hacia la que se dirige la sociedad occidental actual, algo de lo que sencillamente ni se puede opinar, dado que se está imponiendo, desde los gobiernos, un criterio estricto sobre lo que es correcto decir (y pensar) y lo que no.

Por tanto, si queremos tener una sociedad diversa y plural, también respecto a lo que corresponde al psiquismo humano, lo justo sería extender el modelo científico en psicología a las diferentes variantes teóricas y prácticas que existen y no solo a una de ellas como se hace hoy en día.
La financiación para estos estudios surge, fundamentalmente, del dinero público y es muy fácil marginar toda teoría que no comulgue con la visión unilateral, relativista y postmoderna que impera en la actualidad.

El desarrollo del conocimiento a lo largo de la historia ha contado con teóricos e investigadores, retro alimentándose mutuamente, y finalmente aceptando o descartando uno u otro postulado en función de resultados empíricos.

Pero hoy ya no sirve pensar lógica y racionalmente, hay que hacerlo en función de la “nueva verdad” que está mucho más vinculada a la ingeniería social que a la esencia de lo que es y ha sido un ser humano. Esencia, que para mí, es invariable independientemente de la época, la cultura o la moda prevaleciente en cada momento.

El pensamiento lógico y racional aplicado a la psicología todavía puede descubrir teorías y métodos diferentes para acercarse al conocimiento de la psique humana, y por tanto a ayudar a superar diferentes trastornos a las personas que los sufren. Y por supuesto es necesario una constatación científica de todo ello pero sin descartar, a priori, hipótesis que, a veces, pueden estar muy cerca de lo cierto.

Damián Ruiz
Psicólogo y Analista junguiano
www.damianruiz.eu
Barcelona, 30 de Julio, 2021

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