Los problemas psicológicos, a veces, suelen ser tratados con una mezcla de medicación y pautas. Si la mente no reacciona se cambia una de las dos partes o las dos. Nada que decir.
Pero hay otras formas de enfocar la salud mental, quizás menos directas pero más integrales.
El arte, ya sea como espectadores o creadores, y el cuerpo en su componente sensorial, son dos factores a tener en cuenta, pues el primero estimula el hemisferio derecho de nuestro cerebro y el segundo es susceptible de producir, a través del contacto afectivo, emociones de paz, serenidad o vinculación, entre otras.
Si el arte permite a nuestro inconsciente encontrar canales de expresión o símbolos en los que reconocerse, el cuerpo es la esencia más primitiva, básica de nuestro estar en el mundo.
Si este está “psicológicamente inerte”, abandonado en la parálisis emocional-afectiva, o al contrario, se muestra compulsivo, ansioso, buscador de satisfacciones, o se le usa exclusivamente como escaparate sin que sea merecedor de afecto, hay algo que falla y que también puede impedir la superación de un problema psicológico.
-Cuando acariciamos a un perro o un gato, y lo hacemos porque le queremos, y también nos relaja a nosotros, el animal puede llegar a dormirse profundamente. En cambio nos cuesta mucho “acariciar” a una persona, especialmente en las sociedades occidentales donde la soledad y la ausencia de afecto, en todas las edades, no solo en los ancianos, es uno de los problemas más graves de la actualidad, y para el futuro las previsiones son aún peores-.
¿Qué somos si solamente contamos cuando nos perciben o nos percibimos como funcionales? Es decir, como eficientes en algún sentido, incluso en psicología no se permite el cansancio del cuerpo y la mente que, a veces, necesitan reposar, parar, ser tratados con delicadeza. Al agotamiento psíquico, al vacío, a la extenuación se la diagnostica y se la medica pero, en algunas ocasiones, se requiere de vínculo humano, de cercanía, incluso de esa proximidad propia de animales que se arropan y apoyan mutuamente, sin palabras.
La creatividad, a través de la pintura, de la escritura, de la música, del teatro o de la danza, entre otras, permite salir del pensamiento racional y sumergirse en ámbitos, a veces, desconocidos, propios, como ya he mencionado, del hemisferio derecho.
En algunas películas, novelas, contemplando pinturas, se puede encontrar respuestas a lo que a uno le sucede. Aún es mejor si nos decidimos a expresar aquello que sentimos, que llevamos dentro, y lo canalizamos a través de la creatividad.
Y el cuerpo, mas alla del sexo (que es para lo unico que se le utiliza en nuestras sociedades y, algunos tambien, para hacer deporte), requiere de contacto fisico, de interaccion afectiva, sentirse querido, calmado, vinculado,… Algunos grupos de monos simplemente reposan los unos sobre los otros, se despiojan, se acicalan, se acurrucan, ¿acaso creemos que somos tan diferentes? No se trata de crear sociedades bobas de gente floja, sino de gente fuerte, decidida, emprendedora y con coraje que también, a través de su valor, se atreve a expresar sus sentimientos y sus necesidades de conexión física, y no solo con la pareja. Porque lo afectivo, en toda su extension, va mucho mas alla de la pareja, y mucho mas alla del sexo.
Casi todo el mundo puede, a pesar de las circunstancias vividas y de los problemas diagnosticados, encontrar el equilibrio interno mediante una reparación progresiva de las carencias. Y, evidentemente, serán necesarias las palabras terapeuticas y quizas la medicacion pero si somos capaces de integrar lo artístico, ya sea como receptores o creadores, en nuestra vida y lo corporal a través de los sentidos, podemos avanzar mucho en nuestra mejora e integración como personas, y en nuestra salud mental.
Damián Ruiz
Barcelona, 23 de Diciembre, 2021
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