La depresión profunda

¿Cómo es posible que alguien que ha pasado por tantas terapias, haya sido tan bien aconsejado, cuidado y a quién se ha tratado de comprender siga profundamente deprimido?

¿Y que con todo lo que se le ha propuesto, salidas, deportes, amistades, “entretenerse” (palabra totémica) no consiga remontar?

En un mundo donde se conciben los cerebros como tabulas rasas, -a los que entrenando y pautando, supuestamente, pueden llegar a ser lo que se propongan, y que en caso de “estropearse” con otras pautas de re-entrenamiento y medicación se pueden volver a ordenar, supuestamente también claro-, los aspectos intrapsíquicos más profundos quedan completamente olvidados.

Vamos a Jung…y su teoría de los arquetipos.

Los arquetipos no son más que alegorías de la bioquímica cerebral, es decir estructuras simbólicas que representan la interacción de determinadas sustancias en la mente.

Y esos arquetipos constituyen figuras de valor atemporal y válidas para cualquier cultura y época histórica, aunque en unos casos predominen más unos u otros.

Pondré un ejemplo, existe el arquetipo de la “gran madre”. Es decir, quien a un nivel profundo está configurado con él tendrá una fuerte tendencia a ejercer esa función de maternidad, no solamente con sus hijos, en caso que los tenga, sino también con aquellos que acepten ponerse bajo su recaudo y protección.

Esas figuras de “mammas” italianas, tan vistas en el cine, que albergan a propios y ajenos con una absoluta entrega y voluntad de cuidado, no sin cierto carácter son un buen ejemplo de ello.

Pero ¿qué pasaría si una “gran madre” no tuviera a quien proteger?

¿Es posible que cayera en un estado depresivo? Muy probablemente. Y ¿serviría de algo cualquiera de los parches habituales con los que querer hacerla reaccionar vitalmente? Con certeza que no.

Es decir al no ser, afortunadamente, todos iguales, sino a responder a esencias genéticas (filo y  onto)* diferentes, en función de muchos factores, desde el ADN o el RH sanguíneo, además de criarnos en ambientes y circunstancias diferentes, resulta que, en mi opinión, y a partir de Jung, cada uno de nosotros responde a un arquetipo fundamental que, ciertamente, puede ir cambiando a lo largo de la vida, aunque en muchos casos permanece estable.

Ahora imaginemos a un chico heterosexual con un ánima delicada (otro concepto junguiano que representa simbólicamente los aspectos intrapsíquicos femeninos en el varón), algo que podemos ejemplificar con el personaje de Werther de Goethe y en muchos de los románticos del XIX. Pensemos en que sufre porque, a pesar de que es deportista, incluso viril, hay un estado permanente de tristeza interior que le lleva a la postración, incluso al abandono de sí.

¿Le pedimos que salga, se distraiga, tenga amigos y trate de encontrar una chica? No tiene fuerzas, no lo va a poder hacer.

Primero, y esto es esencial, habrá que cuidar de su ánima, “abonarla, regarla, hacerla fértil…”. Si no es así no va poder “salir a la vida” de nuevo.

¿Recuerdan los cuentos de hadas clásicos? La bella durmiente, La Cenicienta, Blancanieves… doncellas a la espera del príncipe azul, o dicho de otro modo, principios femeninos a la espera del principio masculino, pero…ahí está el quid de la cuestión, esos principios femeninos pueden anidar en un varón heterosexual, u homosexual también por supuesto, y esa masculinidad “salvífica” puede provenir de un hombre o de una mujer, con la condición que sea extremadamente cuidadosa en el trato de esa “ánima” herida.

Al convertir la ciencia (de la que soy absolutamente partidario) en la nueva religión de masas (algo con lo que estoy en contra) estamos despreciando todo el conocimiento teórico que ha reunido la psicología como estudio humanístico durante décadas, y la cuestión es que hay mucho de lo que aprender todavía.

Por tanto, para salir de una depresión profunda, quizás crónica, no vale, en muchos casos, con cuatro tópicos pautados, sino que puede ser necesario indagar hasta saber qué anida en las profundidades de la psique de la persona que la sufre, y es esencial hacerlo con suficiente cuidado como para que el paciente vaya abriéndose emocional y racionalmente hasta dar con esa verdad interior, en la que reside el secreto de la probable y futura curación.

*filogenética: estudio de herencia genética desde el origen de los tiempos y su comparación con otras especies / ontogenética: estudio del desarrollo del organismo desde la fecundación

Damián Ruiz

Barcelona, 3 de Diciembre, 2020

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